Nuestro cuerpo alberga cientos de bacterias y hongos que viven en armonía con nuestro organismo, cuando nuestra alimentación es la adecuada… Pero sucede que estas bacterias se alimentan con las mismas sustancias que requiere nuestro cerebro. Cuando nuestra ingesta en glucosa, hidratos de carbono o alcohol es excesiva, estamos incitando una sobrepoblación bacteriana en nuestro cuerpo. Trágicamente, así como estas bacterias se alimentan de nuestra sangre, también dejan sus residuos tóxicos en ella, envenenando nuestros tejidos. En términos científicos: sus desechos provocan que nuestra sangre se vuelva mas acida.

Muchos estudios científicos han coincidido en que las bacterias y hongos pueden causar enfermedades (incluyendo cáncer) cuando se desarrollan en un terreno acido.  Así pues, la acidez es el sello distintivo de enfermedades cardiovasculares, problemas cerebro-vasculares, patologías del riñón, trastornos inflamatorios y enfermedades de pulmón.

La acumulación excesiva de bacterias y hongos reduce la provisión orgánica de potasio y magnesio. Esto conlleva a una reducción importante en nuestra energía celular. Una secuela que se manifiesta en fatiga crónica, reducción de la fuerza corporal, abandono de la claridad de pensamiento, apatía, ataques de pánico, ansiedad, depresión, irritabilidad, dolores de cabeza, dolencias en las articulaciones, inflamación de vías respiratorias, sinusitis, estrés glandular, problemas menstruales y la liberación de radicales libres en nuestro organismo -coadyuvantes en el proceso natural de envejecimiento-.

Así, la enfermedad es la expresión de un exceso de ácidos en el cuerpo porque las células saludables son alcalinas. Un ambiente acido contiene menos oxigeno que uno alcalino. Entonces las células sanas mueren en un medio acido y las células cancerosas o patógenas mueren en uno alcalino. Todo tratamiento anómalo debe comenzar cambiando nuestro  ambiente acido por uno alcalino.

Como pueden ver, el balance del Ph en nuestra sangre es un tema delicado. Nuestro organismo fabrica y utiliza bicarbonato de sodio como un sistema natural para mantener el diseño alcalino que previene la degeneración de los tejidos. Un adecuado suministro de sodio, potasio, magnesio, y calcio, son la mejor prevención contra cualquier proceso inflamatorio o condición patógena. La híper-alcalinización de los tejidos corporales con bicarbonato de sodio asegura la salud en general, regula nuestra energía, estado de ánimo y rendimiento atlético. Tenemos que lograr mantener a nuestro cuerpo en un Ph ligeramente alcalino entre 7.3 y 7.4, para liberarnos de cualquier enfermedad.

Hay varias formas de enjuagar a nuestro sistema de la acidez acumulada con bicarbonato de sodio:

  1. Para revertir la neumonía, el asma y la sinusitis: Hay que hacer nebulizaciones de agua con un par de gotas de bicarbonato de sodio liquido, 2 o 3 veces al día (dependiendo de la gravedad).
  2. Para prevenir la acumulación bacteriana que se aloja en la boca: Debemos disolver en un vaso de agua, 1 o 2 cucharadas de bicarbonato de sodio y con esta mezcla, hacer buches y gárgaras ¡sin pena!
  3. Para eliminar los residuos químicos en nuestro cabello, basta con mezclar en el shampoo de nuestra preferencia, una cucharadita de bicarbonato de sodio en polvo.
  4. Para restaurar los efectos de indigestión o acidez estomacal hay que tomar un vaso de agua con una cucharadita de bicarbonato de sodio disuelta… y si te excediste de alcohol ¡que sean 2!

¡Es necesaria una dieta alcalinizante! Créanme que una cucharadita de bicarbonato de sodio puede lograr los cambios necesarios en nuestro estilo de vida para volver a un estado general de armonía y balance.